Cosen con la ilusión de las puntadas desprendidas de egos, marketing, presión comercial, nombre mediático... Son los creadores del mañana que corren contra el reloj para hacerse presentes en el hoy. Escaparates como la III Muestra de Jóvenes Diseñadores de Moda de Cantabria son perfectos para escalar en sus sueños. El pasado sábado un nutrido grupo de creadores cerró los ojos y viajó a través de sus ilusiones. Bocetos transformados en siluetas conquistaron una pasarela a ras de suelo, que bien merece crecer en altura. Así como el casting de modelos, desigual en hechuras y edades. Impropio en muchos rostros para un certamen que aspira a ser imprescindible.
Triste que la tierra que vio nacer el proyecto, la nuestra, sólo diera una participante a la terna. Faltan trazas y trazos con soltura en otras tantas jóvenes promesas de la región para que tengan su hueco por méritos -y no por cuota geográfica- en el olimpo de los diseñadores crecidos a más. En la categoría reina, póngase la 'Ropa', pudo verse una amalgama de concepciones de estilo y su interpretación para un juicio glamourísimo de un concurso talentoso. Lo que implicó creaciones comerciales, rupturistas, inteligentes, imitativas y hasta disfrazadas.
El jurado no falló al premiar a la catalana Roser Jiménez, que hizo de su 'Erizo' un prodigio de la creatividad en formas y ejecución. Un chaleco con cuerpo de 120 piezas cosidas con esmero evocaban a un cisne. Su insólita belleza mutaba en erizo en la falda, toda una ruptura con la tendencia materialística, al emplear 14 escobas y sus 'cerdas' como perfecto caparazón. La modista llegó sola desde Barcelona, con el único equipaje de su modesta propuesta y volvió con 3.000 euros extra. Recién salida del horno de la universidad, en breves emprende aventura de la moda low cost creando looks para Stradivarius.
El chapuzón de la categoría baño sigue creando dudas. Cinco simbólicas muestras de alegorías acuáticas dejaron con sensación de más de lo mismo. Los jóvenes 'bañadores' son diferentes sí, pero para sesiones de fotos estáticas, poco vividas en calas o paraísos de chiringuitos. Se hizo con el premio 'Estratos', de la madrileña Amabel García, combinación verde y grana de licra y superposición de estratos de lana en caída singular.
Réplica de sensación de duda sobre su continuidad o no en el apartado de complementos. Pese a los intentos de derrocar al bolso como accesorio laureado, parece invencible. Esta vez bajo la firma de Aitziber Iragui, que empleó dos marcos fotográficos restaurados como base de 'Organic', más una bolsa bicolor en naranja y fucsia.
Pasarán más de mil años, muchos más, pero nunca las ganas de moda. Y mientras haya inspiración y amantes de las cuatro palabras perfectas el futuro de nuestros armarios está garantizado. Juventud divino tesoro de los patrones.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: ELENA MAYORDOMO (THANKS!!!)
LUPA AL VÍDEO Entrevista con la ganadora, aún en shock